Post by Mycroft (Admin) on Oct 5, 2015 13:23:43 GMT
Básicamente es un lugar de encuentro. Crear un foro en un momento en que los foros se mueren. Tiene sentido.
Articulamos formas nuevas de comunicarnos. Los foros fueron un cruce de caminos, una taberna del Poney Pisador. De pronto la gente compartía con otra gente sus filias y fobias, especialmente en temas de cultura popular, subculturas, y desviaciones varias de la norma.
Encontrando por fin un lugar en que los gritos enloquecidos de uno eran escuchados por los oídos igualmente enloquecidos de otros.
Fue el comienzo también de los debates interminables, del trolleo. De los domingos con refrescos poniendo a parir al artista favorito de tu vecino de habitáculo en el trabajo.
Hoy las redes sociales incorporan todo eso y más. El problema es ese ‘más’ voraz y totalizador. Las redes sociales no compartimentan, no escogen un nivel un poco más alejado de los focos donde hablar con otros, pero no a todos. Un rincón propio.
Cierto, existen los grupos de Facebook, los grupos cerrados, pero tu perfil público siempre te expone a solicitudes de amistad indiscriminadas, a los ‘por qué no me dejas entrar’ de tu primo, a una mixtura siempre problemática entre los círculos privados personales, y los círculos del ágora de internet.
En realidad lo más parecido a los foros es twitter, con sus contestaciones, sus bloqueos, sus cuentas paralelas, sus cadenas de comentarios, debates, su intercambio y seguimiento, sus enlaces a otros lugares, otros espacios. Pero twitter cuenta con sus propias características.
Por otro lado me interné en la red a fondo entre 2003 y 2005, convirtiéndome en blogger, primero en myspace, donde me cerraron el blog por mostrar un pecho de forma bastante casta e inocente, y después en aquel semillero de subcultura que fue Dreamers.
Qué fue de Dreamers, a veces me pregunto, y observo que sigue la tendencia general de decadencia, también de los blogs. Hoy los blogs son las redes, pero tengo el mismo problema que he descrito con esta conversión. Y aún otro:
A diferencia de Tumblr o twitter, los blogs tenían un fuerte componente creativo, no se retwiteaba. Hoy en twitter y Tumblr también hay creatividad e ingenio, y los blogs no han muerto del todo. Pero pienso en que uno (o al menos yo) buscaba (y encontraba) material de los temas y obsesiones personales, y encontraba a otros fans febriles que se marcaban unos contenidos, una línea editorial propia amateur. Y se iba forjando una serie de vínculos (e hipervínculos) que creaban comunidad.
Como los foros. También creaban comunidad. Uno escribía para si, pero comentaba porque descubría algo en el otro. Hoy nos comentamos, pero de una forma demasiado diplomática, las respuestas se convierten enseguida en relucientes pistas para que nuestras madres, tias y jef@s se metan, para que diversos círculos de conocidos que no deben ni conocerse, estampen su firma.
Y para que sólo los ya admitidos se lancen. Cuando lo que enriquece quizá es una buena charla casual en la taberna del Poney Pisador con un nuevo avatar, un nuevo punto de vista. Alguien novedoso, que nos sorprenda, que nos estimule.
Estas islas en la red existen para ser escuchados por oídos igualmente enloquecidos de a los nuestros. Y para descubrir y descubrirse. Nuevos temas, nuevas personalidades, nuevos horizontes.
Bienvenidos.
Articulamos formas nuevas de comunicarnos. Los foros fueron un cruce de caminos, una taberna del Poney Pisador. De pronto la gente compartía con otra gente sus filias y fobias, especialmente en temas de cultura popular, subculturas, y desviaciones varias de la norma.
Encontrando por fin un lugar en que los gritos enloquecidos de uno eran escuchados por los oídos igualmente enloquecidos de otros.
Fue el comienzo también de los debates interminables, del trolleo. De los domingos con refrescos poniendo a parir al artista favorito de tu vecino de habitáculo en el trabajo.
Hoy las redes sociales incorporan todo eso y más. El problema es ese ‘más’ voraz y totalizador. Las redes sociales no compartimentan, no escogen un nivel un poco más alejado de los focos donde hablar con otros, pero no a todos. Un rincón propio.
Cierto, existen los grupos de Facebook, los grupos cerrados, pero tu perfil público siempre te expone a solicitudes de amistad indiscriminadas, a los ‘por qué no me dejas entrar’ de tu primo, a una mixtura siempre problemática entre los círculos privados personales, y los círculos del ágora de internet.
En realidad lo más parecido a los foros es twitter, con sus contestaciones, sus bloqueos, sus cuentas paralelas, sus cadenas de comentarios, debates, su intercambio y seguimiento, sus enlaces a otros lugares, otros espacios. Pero twitter cuenta con sus propias características.
Por otro lado me interné en la red a fondo entre 2003 y 2005, convirtiéndome en blogger, primero en myspace, donde me cerraron el blog por mostrar un pecho de forma bastante casta e inocente, y después en aquel semillero de subcultura que fue Dreamers.
Qué fue de Dreamers, a veces me pregunto, y observo que sigue la tendencia general de decadencia, también de los blogs. Hoy los blogs son las redes, pero tengo el mismo problema que he descrito con esta conversión. Y aún otro:
A diferencia de Tumblr o twitter, los blogs tenían un fuerte componente creativo, no se retwiteaba. Hoy en twitter y Tumblr también hay creatividad e ingenio, y los blogs no han muerto del todo. Pero pienso en que uno (o al menos yo) buscaba (y encontraba) material de los temas y obsesiones personales, y encontraba a otros fans febriles que se marcaban unos contenidos, una línea editorial propia amateur. Y se iba forjando una serie de vínculos (e hipervínculos) que creaban comunidad.
Como los foros. También creaban comunidad. Uno escribía para si, pero comentaba porque descubría algo en el otro. Hoy nos comentamos, pero de una forma demasiado diplomática, las respuestas se convierten enseguida en relucientes pistas para que nuestras madres, tias y jef@s se metan, para que diversos círculos de conocidos que no deben ni conocerse, estampen su firma.
Y para que sólo los ya admitidos se lancen. Cuando lo que enriquece quizá es una buena charla casual en la taberna del Poney Pisador con un nuevo avatar, un nuevo punto de vista. Alguien novedoso, que nos sorprenda, que nos estimule.
Estas islas en la red existen para ser escuchados por oídos igualmente enloquecidos de a los nuestros. Y para descubrir y descubrirse. Nuevos temas, nuevas personalidades, nuevos horizontes.
Bienvenidos.